miércoles, 9 de abril de 2014

Instituciones parte II

En cuanto a qué debemos hacer respecto a las Instituciones se observa mucho voluntarismo pero pocas luces, fundamentalmente debido al hecho de que no se conoce la dinámica de la creación o nacimiento, cambio y muerte de las mismas, la encomienda era una institución de la Colonia pero es evidente que no existe hace muchísimos años, aparentemente murió por causas naturales (económicas) o legales al instaurarse la república, esto es interesante pues es aquí en este punto que aparece el libro de Gallardo y Ghezzi que entrega un excelente análisis de varios problemas peruanos. Sin embargo, y he aquí mi aporte, es recomendable entender la dinámica de las instituciones para no caer en lugares comunes o en recetas ad-hoc sumamente complejas y por tanto inaplicables. Lo primero que deberíamos preguntarnos en cuanto al rol del estado es si este debe, desde ahora que todos coincidimos en la necesidad de instituciones sólidas, intentar ser un creador de instituciones, un regulador o promotor de las mismas, es decir ¿cabe intentar crear o cambiar una institución cualquiera para una necesidad probablemente inexistente? ¿O es que esto es como tratar inútilmente de adaptar la realidad a la ley?, ¿No será más bien que las instituciones nacen por la necesidad de los ciudadanos de preservar sus derechos ante los agentes dañinos y ante el propio estado? Y que por tanto se irán construyendo poco a poco en cuanto surja la necesidad o que (en un arrebato de laissez faire) ellas irán naciendo solas conforme se necesiten, e incluso yendo más allá, estas se adaptarán o cambiarán de acuerdo a cómo los agentes las necesiten y no como el estado pretenda, entonces este último se verá limitado cuando mucho a escuchar a los ciudadanos y adaptar la ley y las instituciones bajo su ámbito a la realidad, claro en tanto esta última sea éticamente aceptable. El ejemplo que me viene a la mente es el de EEUU de los años 30 e incluso hasta después de la segunda guerra mundial cuando muchas de sus instituciones claves se encontraban en una situación muy débil, así durante la prohibición del alcohol y después de ella, ni la justicia ni la seguridad podían contener a las mafias y a los excesos propios de un país que crecía a tasas muy altas pero desordenada y hasta caóticamente. Durante todo ese tiempo y después, muchas instituciones se reformaron para adaptarse a las crecientes necesidades de los individuos, otras nacieron para garantizar nuevos derechos de las minorías. Por lo tanto identificar el desarrollo como consecuencia de la creación de cierto tipo de instituciones me parece claramente insubsistente. Ahora sí cabe decir que el estudio de la dinámica de las instituciones ha sido abordado a través de la teoría de juegos cooperativa, con ideas seminales de Hayek, Von Neumann, Morgensten y Shubik (entre otros) estudiaron desde los años 50 la formación de instituciones identificándolas como resultados de la interacción de los agentes, Schotter amplía y enriquece los estudios hasta los 90. En este punto, mis aventuradas conclusiones de todos estos trabajos se resume en que las instituciones no se "crean" si no que simplemente "nacen" por la necesidad de los agentes o grupos de ellos de preservar sus riquezas, proteger sus derechos, o adquirir nuevos, esta visión es disruptiva pues nos dice que no importa qué clase de instituciones quiera imponer el estado si no que los ciudadanos finalmente las rechazarán, amoldarán o modelarán en función de sus necesidades. Si los ciudadanos de un país empiezan a prosperar gracias a la actividad empresarial privada presionarán tarde o temprano al estado (demócrata) para cambiar instituciones que no la favorezcan. La constitución del 93 es claramente promotora de la inversión privada al contrario de su par del 79, más allá de usarlas ideológicamente lo claro es que la eliminación del rol empresarial del estado ha ayudado al libre mercado.Así, lo más importante parece ser saber qué se debe hacer y en consecuencia enfocar las políticas de gobierno a crear incentivos positivos necesarios para que los agentes se comprometan y ofrezcan las condiciones necesarias para que las instituciones nazcan, se consoliden y evolucionen. En este punto Gallardo y Ghezzi encuentran a la Tecnocracia Peruana de algunas entidades públicas por ellos denominadas “Islas de Eficiencia” como el motor capaz de generar las políticas e incentivos necesarios para el mejoramiento de la calidad de nuestras instituciones, mi opinión es que ciertamente podríamos estar peor sin ellos pero que es muy claro que podríamos estar mucho mejor con gente diferente a ellos considerando que son los mismos hace más de 20 años. Las mencionadas y supuestas islas de eficiencia no lo son tanto porque si fuera así no estaríamos en el puesto 40 y tantos del Doing Business (somos un muy buen puesto 19 en el registro de la propiedad y un muy mal puesto 87 en impuestos), el concepto de "Administrative Evil" viene entonces a cuento.

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