miércoles, 30 de abril de 2014

El Estado en el Perú: ¿Y dónde está el piloto?

En Teoría de Juegos hay un juego muy simple pero muy apropiado para explicar el conflicto de intereses que suele surgir entre los directivos de una empresa y la junta de accionistas o directorio de la misma. Usualmente la junta de accionistas (a la que se denomina “Principal”) se preocupa más por los objetivos de largo plazo de la empresa, básicamente aumentar su valor en el tiempo, por el contrario los directivos (se les llama “Agentes”) se preocupan de manera natural más por la gestión de corto plazo.

Imaginemos una situación típica de conflicto entre los resultados de corto y largo plazo, por ejemplo una inversión con un período de recupero digamos de cinco años y con gastos considerables durante los primeros tres años. Si la junta de accionistas (principal) solicita al Gerente General (agente) una evaluación del proyecto, es muy probable que el Gerente y toda la línea directiva se vean incentivados a subvaluar los ingresos futuros del proyecto y a sobrevaluar sus gastos presentes con el fin de desanimar a la junta de accionistas acerca del mismo.
Los directivos hacen esto porque generalmente su performance es medida por los resultados anuales, es decir de corto plazo, y sus bonos de productividad dependen de ellos, entonces el proyecto los perjudica pero aún más los hace correr el riesgo de ser incluso despedidos ya que si la junta de accionistas no está muy consciente de las pérdidas de corto plazo que genera el proyecto podría despedirlos por su supuesto “bajo rendimiento” o como es también usual, usar este pretexto para cambiar directivos con los que no está de acuerdo. Asumamos ahora que el proyecto, evaluado convenientemente, sí es rentable y sí aumentaría el valor de la empresa en el largo plazo, entonces, la directiva tiene dos estrategias posibles, la primera es decir la verdad, o sea informar a la junta de accionistas que el proyecto es conveniente. La segunda es mentir manipulando las cifras para hacerlos creer que el proyecto no es conveniente. Mientras tanto la junta de accionistas puede dudar acerca de las intenciones de sus gerentes y por tanto cuenta también con dos estrategias posibles, la primera, encargar una auditoría externa para determinar la conveniencia o no del proyecto pero incurriendo con ella en un gasto considerable, y la segunda, no encargar la auditoría o simplemente asumir la evaluación de los gerentes como cierta, sea ésta positiva o negativa.
Este juego, que se parece mucho al famoso “dilema del prisionero”, encuentra su “Equilibrio de Nash” cuando los gerentes escogen la estrategia “mentir” y la junta de accionistas la estrategia “no auditar”, es decir cuando los gerentes se salen con la suya y preservan su status quo. La junta de accionistas prefiere evitar una auditoría externa porque es costosa y toma mucho tiempo y los gerentes sabiendo que la junta de accionistas elegirá no auditar deciden mentir. Este es lamentablemente un “Equilibrio perverso” pues la empresa pierde la oportunidad de mejorar su valor de largo plazo y los gerentes consiguen sus objetivos de corto plazo recurriendo a la mentira.
Bueno pero ¿qué tiene que ver esto con el Estado Peruano y su administración?, pues mucho ya que si consideramos que la población del país hace las veces de “Principal” o junta de accionistas en el juego de la democracia, y que los gobernantes elegidos por períodos de cinco años hacen las veces de “Agentes”, la situación del ejemplo se repite.
En general los gobernantes y todas las autoridades elegidas, aún cuando tengan una visión clara de qué se debe hacer tienden a ser cortoplacistas porque esto preserva su status quo, hacen lo que otorga resultados rápidos pero no necesariamente lo que el país necesita para estar mejor dentro de veinte años. Pero esto va más allá ya que los propios gobernantes elegidos por cinco años terminan jugando el rol de “Principales” en un nuevo juego en el que los funcionarios públicos de carrera juegan el rol de “Agentes”. De hecho, muchas instituciones públicas claves del país tienen a las mismas autoridades y funcionarios, sólo con algunos pequeños cambios, desde la época de la reforma del sector público del gobierno de Fujimori, o sea más de veinte años, muchos de ellos comparten sin dudar la misma “filosofía” del cómo hacer las cosas.
En este contexto pensemos cuán difícil le resulta a la población hacer cumplir las promesas electorales a los nuevos gobiernos (más allá de si estas son razonables o no) pero más aún pensemos en por qué aún cuando los nuevos gobiernos tengan una noción mínima de lo que el país necesita para estar mejor dentro de veinte años y que antes de asumir el mando anuncian las reformas que llevarán a cabo, terminan no haciéndolas o avanzando sólo modesta o muy lentamente en ellas.
Los “Agentes” del Estado preservan su status quo y esto implica reformar sólo lo mínimo indispensable para aparentar que se avanza. En concreto, han pasado más de veinte años desde que decidimos como nación que la economía de mercado era la opción más viable y sin duda alguna lo Macro está controlado, es decir tenemos estabilidad fiscal, poseemos reservas más que suficientes, etc. Sin embargo, la reforma del Estado y las reformas microeconómicas que le darían al país la competitividad y mejoras en la productividad que verdaderamente necesita para estar mejor dentro de veinte años, esas nunca llegan. De algunas de estas reformas me ocuparé en detalle en posts posteriores pero es evidente que se han planteado soluciones (generalmente desde fuera del Estado) para poder generar incentivos positivos y poder finalmente llevar a cabo las reformas.
Las soluciones no implican despidos masivos, por el contrario el refuerzo de la Institucionalidad es necesario para proveer a las entidades claves de objetivos de largo plazo que sean “objetivos-país”.
Para terminar, se me acaba de ocurrir esto, así que espero no atropellar los derechos de autor de alguien: “El que muchos te sigan no necesariamente convierte lo que haces en algo bueno”.

viernes, 25 de abril de 2014

Por fin……….¿Hay o no hay burbuja inmobiliaria?...................¡POOP!

Se ha venido especulando por algún tiempo que el mercado inmobiliario, sobre todo en los Niveles Socio Económicos (NSE) A y B del Perú (los que tienen mayores ingresos) podría estar tomando la forma de una burbuja especulativa, es decir existiría una sobrevaloración de las propiedades en algunos distritos del Perú donde se ubican estos NSE y que en un determinado plazo podría explotar, trayendo consigo una abrupta caída en los precios. Robert Shiller, ganador del Nobel de Economía define de manera sencilla una burbuja especulativa como la desviación del precio de un activo de su tendencia de largo plazo. A su vez, la tendencia de Largo Plazo del precio de un activo está condicionada por el Ingreso del consumidor, en concreto el precio de un bien no puede crecer mucho más que el ingreso del consumidor en el largo plazo, y esto es lógica sencilla porque si las personas ven crecer sus ingresos en 20% en 5 años es imposible que puedan sostener la demanda en un mercado en el que el precio de ese bien se ha incrementado en 100%, entonces ¿por qué los precios de los inmuebles han crecido más que los ingresos? Y la respuesta está en 3 factores muy importantes, uno el agregado de los consumidores, dos el crecimiento del crédito bancario y tres la especulación.
Cuando hablo del primero o sea el agregado me refiero a que muchos de nosotros definitivamente no hemos visto crecer nuestros ingresos en 100% en estos últimos años pero algunos probablemente sí y otros agentes, incluso inversionistas extranjeros han traído capitales para comprar inmuebles, entonces todos sumados han aumentado la capacidad de compra. En el caso del segundo, es evidente que el crédito bancario creció a tasas muy altas en estos años y que al ver una subida continua de precios surgió también la especulación, es decir individuos que compraban a precios mayores esperando vender los inmuebles a precios aún mayores a los que pagaron.
Así tenemos los 3 factores principales que explican el aumento de precios de los inmuebles. Pero les tengo una mala noticia, resulta que los préstamos no son ingresos pues en el mediano o largo plazo habrá que pagarlos, y por otro lado la especulación tiende a desaparecer en cuanto la cosa se pone fea, entonces es claro que en el largo plazo los verdaderos ingresos no han crecido al mismo ritmo que los precios de los inmuebles con lo que la definición sencilla de Shiller se cumple, los precios se han desviado y bastante de su tendencia de largo plazo que está marcada por los ingresos reales de los consumidores. Un ejercicio sencillo es calcular cuántos de nuestros sueldos mensuales costaba una propiedad de 100 metros cuadrados en el año 2006 y cuántos sueldos mensuales cuesta hoy una propiedad igual o equivalente, por favor no se asusten.
Entonces nos hacemos la pregunta clave, ¿Si hay burbuja por qué no estalla?, pues un poco de paciencia que la explicación está por llegar. La Teoría de Juegos convencional asume que los individuos aparte de ser “racionales” (es decir que prefieren más a menos cuando hablamos de bienes o servicios), también poseen una “previsión perfecta” es decir que son capaces de prever de manera perfecta todos los escenarios futuros en un juego. Esto es como decir que si empiezo un juego de ajedrez y muevo una pieza cualquiera puedo anticipar perfectamente cuáles son mis acciones posibles futuras en cada etapa siguiente del juego que me toque jugar y en cualquier contingencia posible, esto claramente es irreal ya que hay al menos tantas jugadas posibles como número de piezas nos queden en cada momento que nos toca jugar multiplicadas además por todos los posibles movimientos de cada pieza.
En este sentido se creía que Bobby Fischer, genio del ajedrez, era el que mayor número de etapas del juego anticipaba, y estas eran 4, imagínense un número mayor. Apliquemos entonces este concepto a un ejemplo más o menos real, supongamos pues que los analistas opinan que existe una sobrevaloración (burbuja) en el mercado bursátil (tal como pasó con los NASDAQ en el 2000), y la mayoría de ellos opina que el ajuste debiera llevarse a cabo alrededor de agosto (y estamos en abril), alguien avispado pensaría que el mayor beneficio posible estaría en mantener las acciones y venderlas a su máximo precio posible un poco antes que estalle la burbuja, digamos en julio. Ahora si otros más se dan cuenta y hacen lo mismo, la venta masiva en julio haría que la corrección o estallido de la burbuja sea en julio y ya no en agosto, entonces si me anticipo un poco trataría de vender ya no en julio si no un poco antes digamos en junio pero si los otros también se dan cuenta de esto, también tratarían de vender en junio, con lo que el ajuste sería ya no en agosto ni en julio, si no en junio, y así sucesivamente hasta caer en la conclusión de que deberíamos vender inmediatamente con lo que la corrección sería ahora mismo en abril y ya no en agosto.
La pregunta es ¿Pasa así realmente? La respuesta es que no de esa manera tan precisa, el ajuste no es en agosto pero tampoco hoy en abril, está en medio de ese período de tiempo porque no todos los agentes venderán sus acciones al mismo tiempo, esto porque ni Bobby Fischer sería capaz de anticipar perfectamente todas las etapas de este juego y la mayoría de nosotros tenemos claramente una menor capacidad de previsión.
Ahora, lo que sí es cierto es que hay corrección inevitablemente pero la diferencia está en que en los mercados bursátiles estos ajustes suelen ser más rápidos y severos, en cambio, en el inmobiliario la velocidad y magnitud del estallido dependen del nivel de apalancamiento de los constructores (cuánto se han prestado, a qué plazo y a qué tasas), del nivel de susto o pánico que puedan tener los individuos, de la aprehensión de los bancos por recuperar su dinero, etc.
La recomendación final es que una posición segura es desechar este mercado como una posibilidad de especulación futura y para aquellos que compraron recientemente un inmueble para realmente usarlo, pues síganlo usando, sería absurdo que porque este baje de precio tengan que venderlo pues como bien dijo Albert Einstein “No podemos resolver los problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos.”

domingo, 20 de abril de 2014

¿Acaso te crees chofer de Orión?

John Maynard Smith publica en 1982 su famoso libro titulado “Evolution and the Theory of Games “, en él se encuentra la semilla de la hoy conocida como “Teoría de Juegos Evolutiva” que usa la teoría de juegos convencional para explicar procesos dinámicos como la evolución de las especies de seres vivos, y en su aplicación a las Ciencias Sociales, la evolución de los sistemas económicos y las sociedades en general.
En la Teoría de juegos convencional, si tenemos dos jugadores y estos tienen a su disposición un conjunto de estrategias, el resultado del juego (su “Equilibrio de Nash”) implica que cada jugador ha elegido su mejor estrategia considerando que el otro ha hecho lo mismo, así en su vertiente evolutiva aplicada a las Ciencias Sociales, las personas tienen a su disposición un determinado conjunto de estrategias que pueden ser las costumbres o comportamientos específicos, cuando una de estas estrategias o costumbres se torna más eficiente o exitosa (lo que no significa necesariamente “mejor”), entonces se vuelve dominante en la sociedad y así hablamos de que existe un “equilibrio (de Nash) evolutivamente estable” cuando en la población total esta costumbre dominante no puede ser desplazada por otra diferente (a la que se llama “mutante”)
Ahora al aplicar el concepto de teoría de juegos evolutiva al tema de este post resulta que conducir un auto como un “verdadero energúmeno” es la estrategia o costumbre dominante en el Perú y por tanto la población peruana en la que predomina esta terrible costumbre constituye un equilibrio evolutivamente estable difícil de ser modificado ya que su estrategia dominante no puede ser desplazada por la costumbre de conducir como un ciudadano medianamente civilizado.

La costumbre de conducir un auto como un energúmeno es más exitosa porque el que no conduce de esa manera es permanentemente abusado por todos los demás y también es más eficiente porque su “beneficio neto” es positivo ya que el costo de conducir así es prácticamente inexistente desde que la policía no sanciona oportuna y adecuadamente o que de hacerlo no hay manera de hacer cumplir efectivamente las sanciones. Éste es precisamente el núcleo del problema ya que nuestras autoridades parecen entender que el problema es sólo legal cuando radica más bien fundamentalmente en la falta de capacidad para hacer efectivo el control y sobre todo las sanciones. ¿Alguien se ha preguntado cuántas horas hombre se pierden por la falta de civismo al conducir? cada vez que alguien bloquea un cruce hace que otros conductores pierdan valiosos minutos, sumen y sumen esos minutos y veremos.
La premisa es simple, aún cuando controlemos efectivamente (lo que es muy difícil), mientras no se puedan efectivizar las sanciones de manera adecuada cualquier control es inútil. ¿Entonces cuál sería la probable solución al problema?, bueno como efectivizar las sanciones depende de que el número de sanciones sea manejable, pues lo que hay que evitar es tener que sancionar a medio mundo y dejar las sanciones sin efectivizar, esto en teoría de juegos se resume en una frase sencilla pero poderosa “amenaza no cumplida………implica una reputación perdida”, es decir si amenazas con algo y no cumples pues tu reputación se daña seriamente y en el peor de los casos para siempre.
Entonces, ¿Cómo hacer para controlar masivamente con tan pocos policías y sin tener que sancionar a todo el mundo?, pues una salida es tratar de hacer lo que hicieron en Bogotá, es decir comprometer a la gente en sanciones morales masivas mientras la policía sanciona sólo lo que efectivamente se puede hacer cumplir, y claro agilizar y mejorar la ejecución de las sanciones, de otro modo tendremos lo de siempre, unidades de transporte público con cientos de multas impagas y choferes que no reciben sanción por sus faltas.
En Bogotá los ciudadanos se comprometieron y cumplieron, las tarjetas de colores (como en el fútbol) tanto para sancionar moralmente como para felicitar los buenos comportamientos colaboraron grandemente en solucionar el problema.
Cuando el beneficio neto de conducir como un energúmeno sea negativo (vía sanciones morales y también legales pero efectivas), la costumbre “conducir civilizadamente” se volverá dominante y el equilibrio evolutivamente estable implicará un tráfico soportable con choferes civilizados, así que mejor preparar las tarjetitas y comprometernos a cumplir las normas pues como dijo Sir Edmund Burke (Escritor Irlandés del Siglo XVIII) "Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada"

domingo, 13 de abril de 2014

Entre la valeriana y el agua de azahar: las elecciones que vienen

En las elecciones pasadas ya casi sufrimos un infarto, bueno en las anteriores a esas también, y en las anteriores a las anteriores también, y así llegamos hasta Fujimori versus Vargas Llosa momento de quiebre para la política institucional en el Perú.
Mientras se realizaban las elecciones de 1990 la pobreza en este país alcanzaba aproximadamente al 50% de la población, así pues era evidente que un candidato identificado con la prosperidad (que nos era tan esquiva) tenía muy limitadas opciones de ganar frente a un aventurero que prometía curar una gangrena con una aspirina, el resultado previsible y anunciado se confirmó, una masacre electoral y una terrible incertidumbre. ¿Qué pasa que al parecer tenemos que elegir siempre por “el mal menor”?...y a veces ni eso.
Pasa que por ejemplo aún y con varios años de crecimiento, en el 2011, teníamos según la Encuesta Nacional de Hogares del 2009 (INEI) esta distribución de los Niveles Socio Económicos (NSE): A/B (10%), C (23%), D (31%) y E (36%) Aquí entra en el cuento una aplicación muy interesante de la Teoría de Juegos a la Ciencia Política que es el “Teorema del votante medio”, éste dice en resumen que si la distribución de los electores en un país es relativamente homogénea en lo que respecta a su filiación política y que por ejemplo si dividimos el electorado en 5 porciones iguales de 20% cada una, estando a la izquierda los de pensamiento más de izquierda y a la derecha los de derecha, pues obviamente para cualquier candidato conviene estar en el “centro” para poder atraer la mayor cantidad de votantes posibles de ambos lados, en concreto el Equilibrio de Nash (donde cada candidato escoge su mejor estrategia considerando que el otro u otros harán lo mismo) señala que lo mejor es ubicarse precisamente en ese sector de 20% que se encuentra en el centro.
Esta situación asemeja mucho a lo que efectivamente se encuentra como distribución de la filiación política y del ingreso en los países ricos, es por eso que la mayoría de los candidatos con opción en la mayoría de los países de la OECD son bastante moderados y las diferencias entre ellos son solamente marginales, todos muestran o “juegan” a ser de “centro”.
En nuestro caso, y en otros países con similar distribución de los NSE la situación es totalmente diferente, si no lo sabíamos pues por simple lógica a estas alturas ya nos debemos haber dado cuenta del porque en el Perú las opciones populistas y/o de izquierda más o menos radical tienen todavía gran arraigo. El candidato que capture gran parte de E y al menos una buena parte de D tiene grandes opciones de llegar al 50%, en estos segmentos de menores ingresos relativos las ideas pro mercado no tienen aún gran arraigo, este es el bastión del Fujimorismo (populismo) y de ideas de izquierda como las que propugnaba en primera vuelta el Nacionalismo, “ideas” que siendo yo economista considero absolutamente inviables pero eso es otro tema.
Para terminar de decorar el pastel, las encuestas hasta faltando un mes prácticamente no significan nada pues más o menos el 40% de los electores permanece como “no sabe no opina” hasta las últimas semanas y siendo que este 40% se concentra mayormente en los NSE “D” y “E”, pues ya sabemos a dónde irán a parar estos votos finalmente.
En las elecciones pasadas la prensa tomó partido, lo que no tendría que ser malo necesariamente, pero en la segunda vuelta tuvimos que soportar algo muy parecido al comercial que según casi todos preparó el APRA y finalmente destruyó la candidatura de Vargas Llosa y el FREDEMO en el año 90, el famoso comercial del Shock, eso sí esta vez los resultados fueron adversos.
Si antes de la primera vuelta del 2011 se les hubiera hecho esta simple explicación a los tres candidatos pro mercado, me pregunto ¿la situación hubiera sido diferente?, la verdad es que no creo, nuestros políticos más allá de su usual soberbia les interesa más bien poco lo que pase luego si ellos no son elegidos, ya para apagar el incendio posterior está la CONFIEP.
La próxima vez que intenten vendernos un candidato pro mercado que comparte ese espacio político con otros más, pensemos primero en cuánto puede calar en los NSE “D” y “E”.
Entonces ¿Cuál es la solución?, yo veo dos caminos, el primero uno bastante cándido es que nuestros “pro-hombres” (estoy siendo sarcástico por si acaso) y “candidatos pro-mercado” se alíen y demuestren su “grandeza” eligiendo entre ellos la opción más popular y menos reprobable en términos éticos (es decir con menos “anticuchos”), el segundo más realista es dejarle el trabajo a la CONFIEP, en primera instancia sus representantes intentarán “conversar” con el radical de turno y en segunda de ser necesario las esposas convencerán a la futura primera dama con algún almuerzo en Mamacona con paseo en caballito y foto de chalán incluida. Así que no se estresen tanto, eso sí no se hagan grandes esperanzas sobre cambios radicales mientras sea la CONFIEP la que haga el trabajo, ah y siempre manejen su riqueza en términos bastante líquidos por si hay que salir volando.

miércoles, 9 de abril de 2014

Instituciones parte III y final

El concepto de "Administrative Evil" o "Maldad Administrativa" acuñado por Adams y Balfour a finales de los 90 (Unmasking Administrative Evil, 1998) presenta varios ejemplos de “eficiencia” pero éticamente reprobable y en algunos casos absolutamente dañina para la sociedad en su conjunto, las tecnocracias (algunas de ellas), aún cuando son supuestamente de "élite" no necesariamente hacen lo mejor por el país sino que tienen un comportamiento absolutamente corto placista y de preservación del status quo, toda la corriente teórica de la Elección Pública (Public Choice) ha estudiado también profundamente el tema, por ejemplo autores como Alesina incorporan al estado como un conjunto de individuos que maximizan su propio bienestar y no el bienestar general o de la sociedad, teorías como la del Ciclo Político Económico han encontrado que el Gasto Público siempre se expande antes de las elecciones y todos nosotros somos testigos de ello, ahora que vienen las elecciones y por supuesto las re elecciones, las autoridades empiezan con las obras que mantuvieron dormidas por años, en el caso de las supuestas Islas de Eficiencia, si estas son tan eficientes entonces ¿por qué la informalidad sigue siendo tan alta y hasta parece aumentar en términos relativos? Y lo de la informalidad tiene que ver con todo esto porque es simplemente imposible que el Estado pueda mejorar las instituciones y brindar servicios con un mínimo de calidad sin impuestos, y los informales precisamente no los pagan. Pero la informalidad es más bien una consecuencia de las altas barreras de entrada que el propio estado impone, la evidencia de esta causalidad es profusa (por ejemplo ver Auriol & Warlters “Taxation Base in Developing Countries”, 2005) de hecho la tecnocracia impone mayores barreras porque las pocas empresas que pueden superarlas son fácilmente identificables y por tanto, siendo parte de un grupo reducido, fáciles de controlar, veamos cuántas empresas sustentan los ingresos tributarios en el Perú y lo comprobaremos, este tipo de políticas son absolutamente corto placistas, facilitan el control hoy pero generan mayor informalidad en el futuro. Lamentablemente nuestra Tecnocracia no podrá solucionar el tremendo problema de la informalidad haciendo lo que ya se hace, esto se podrá solucionar haciendo lo que realmente se necesita, y en eso hay consenso internacional (consenso que no llega a nuestras autoridades), sólo basta con leer el reporte anual del Doing Business. Gallardo y Ghezzi señalan que no hay cuadros suficientes y de calidad en todo el país, en lo que coincido pero discrepo con ellos en creer que los que hay son los que pueden solucionar los problemas, creo que la mayoría ni siquiera los entiende como tales, y lo más grave es que finalmente nuestros gobernantes son tan improvisados que la agenda la impone la propia Tecnocracia.

Instituciones parte II

En cuanto a qué debemos hacer respecto a las Instituciones se observa mucho voluntarismo pero pocas luces, fundamentalmente debido al hecho de que no se conoce la dinámica de la creación o nacimiento, cambio y muerte de las mismas, la encomienda era una institución de la Colonia pero es evidente que no existe hace muchísimos años, aparentemente murió por causas naturales (económicas) o legales al instaurarse la república, esto es interesante pues es aquí en este punto que aparece el libro de Gallardo y Ghezzi que entrega un excelente análisis de varios problemas peruanos. Sin embargo, y he aquí mi aporte, es recomendable entender la dinámica de las instituciones para no caer en lugares comunes o en recetas ad-hoc sumamente complejas y por tanto inaplicables. Lo primero que deberíamos preguntarnos en cuanto al rol del estado es si este debe, desde ahora que todos coincidimos en la necesidad de instituciones sólidas, intentar ser un creador de instituciones, un regulador o promotor de las mismas, es decir ¿cabe intentar crear o cambiar una institución cualquiera para una necesidad probablemente inexistente? ¿O es que esto es como tratar inútilmente de adaptar la realidad a la ley?, ¿No será más bien que las instituciones nacen por la necesidad de los ciudadanos de preservar sus derechos ante los agentes dañinos y ante el propio estado? Y que por tanto se irán construyendo poco a poco en cuanto surja la necesidad o que (en un arrebato de laissez faire) ellas irán naciendo solas conforme se necesiten, e incluso yendo más allá, estas se adaptarán o cambiarán de acuerdo a cómo los agentes las necesiten y no como el estado pretenda, entonces este último se verá limitado cuando mucho a escuchar a los ciudadanos y adaptar la ley y las instituciones bajo su ámbito a la realidad, claro en tanto esta última sea éticamente aceptable. El ejemplo que me viene a la mente es el de EEUU de los años 30 e incluso hasta después de la segunda guerra mundial cuando muchas de sus instituciones claves se encontraban en una situación muy débil, así durante la prohibición del alcohol y después de ella, ni la justicia ni la seguridad podían contener a las mafias y a los excesos propios de un país que crecía a tasas muy altas pero desordenada y hasta caóticamente. Durante todo ese tiempo y después, muchas instituciones se reformaron para adaptarse a las crecientes necesidades de los individuos, otras nacieron para garantizar nuevos derechos de las minorías. Por lo tanto identificar el desarrollo como consecuencia de la creación de cierto tipo de instituciones me parece claramente insubsistente. Ahora sí cabe decir que el estudio de la dinámica de las instituciones ha sido abordado a través de la teoría de juegos cooperativa, con ideas seminales de Hayek, Von Neumann, Morgensten y Shubik (entre otros) estudiaron desde los años 50 la formación de instituciones identificándolas como resultados de la interacción de los agentes, Schotter amplía y enriquece los estudios hasta los 90. En este punto, mis aventuradas conclusiones de todos estos trabajos se resume en que las instituciones no se "crean" si no que simplemente "nacen" por la necesidad de los agentes o grupos de ellos de preservar sus riquezas, proteger sus derechos, o adquirir nuevos, esta visión es disruptiva pues nos dice que no importa qué clase de instituciones quiera imponer el estado si no que los ciudadanos finalmente las rechazarán, amoldarán o modelarán en función de sus necesidades. Si los ciudadanos de un país empiezan a prosperar gracias a la actividad empresarial privada presionarán tarde o temprano al estado (demócrata) para cambiar instituciones que no la favorezcan. La constitución del 93 es claramente promotora de la inversión privada al contrario de su par del 79, más allá de usarlas ideológicamente lo claro es que la eliminación del rol empresarial del estado ha ayudado al libre mercado.Así, lo más importante parece ser saber qué se debe hacer y en consecuencia enfocar las políticas de gobierno a crear incentivos positivos necesarios para que los agentes se comprometan y ofrezcan las condiciones necesarias para que las instituciones nazcan, se consoliden y evolucionen. En este punto Gallardo y Ghezzi encuentran a la Tecnocracia Peruana de algunas entidades públicas por ellos denominadas “Islas de Eficiencia” como el motor capaz de generar las políticas e incentivos necesarios para el mejoramiento de la calidad de nuestras instituciones, mi opinión es que ciertamente podríamos estar peor sin ellos pero que es muy claro que podríamos estar mucho mejor con gente diferente a ellos considerando que son los mismos hace más de 20 años. Las mencionadas y supuestas islas de eficiencia no lo son tanto porque si fuera así no estaríamos en el puesto 40 y tantos del Doing Business (somos un muy buen puesto 19 en el registro de la propiedad y un muy mal puesto 87 en impuestos), el concepto de "Administrative Evil" viene entonces a cuento.

¿Mejores Instituciones?, la pregunta es ¿Cómo? parte I

A raíz de la reciente difusión que han tenido en el país los libros, primero de Acemoglu y Robinson (Why Nations Fail?, 2012) y segundo, de José Gallardo y Piero Ghezzi (Qué se puede hacer con el Perú. Ideas para sostener el crecimiento económico en el largo plazo, 2013), el tema de nuestras débiles instituciones y qué hacer para fortalecerlas o favorecer su nacimiento y desarrollo ha entrado con fuerza al debate, entendiéndose por defecto que instituciones sólidas y/o de calidad son condiciones necesarias para alcanzar el ansiado desarrollo. El libro de Acemoglu y Robinson es una versión extendida de su trabajo del 2009 en co-autoría con Simon Johnson (Reversal of fortune: Geography and Institutions in the Making of the modern World income distribution), en éste los autores plantean una correlación negativa entre el grado de urbanización (como aproximación de prosperidad) en 1500 y el producto per cápita (riqueza) de 1995, en concreto señalan que las colonias más urbanizadas (prósperas) de 1500 son hoy más pobres en términos relativos a las otrora menos prósperas debido a la clase diferente de instituciones que se asentaron en ellas, los autores dicen que en las más urbanizadas (prósperas) las instituciones estaban destinadas básicamente a extraer la riqueza y remitirla al país colonizador y que con esto desalentaban el emprendedurismo y sofocaban cualquier intento de inversión privada de naturaleza no extractiva (por ejemplo la manufactura) Algunas críticas se han orientado a refutar una supuesta causalidad de estas variables, al contrario me parece más bien de la lectura del documento que se plantean en él solo correlaciones pero no necesariamente causalidades, y eso es evidente, son científicos serios y no hacen aseveraciones de causalidad sin tener mayor evidencia, de hecho la correlación definitivamente existe para los datos presentados pero la data es de 1995 y al actualizarla, 19 años después, la correlación se debilita profundamente ya que por ejemplo países como Argentina y Venezuela (otrora menos urbanizados) se han estancado relativamente con respecto a México (otrora más urbanizado) y que, de seguir la tendencia, en un lustro o un poco más veremos otros países que como México rompen esta correlación negativa, uno de ellos parece ser incluso Perú. Es decir, los antes prósperos que ahora deberían ser pobres están prosperando más rápido que los otros. El asunto entonces parece mucho más complicado que definir qué países serán prósperos o no sólo por la categoría de instituciones que se implantaron en ellos hace más de 5 siglos cuando es evidente que las mismas han cambiado y mucho desde entonces, muchas han nacido recientemente y muchas otras han desaparecido en todos estos años. De hecho, si tomamos sólo dos fotos, una de hace 500 años y otra de hace 20, no podemos ver la dinámica que al final es lo único que nos cuenta la historia, bajo esta hipótesis si las instituciones siguen siendo lo que fueron estaríamos simplemente condenados.