lunes, 26 de mayo de 2014

¿Por qué los músicos del Titanic seguían tocando?: El poder de la palabra

Seguramente más de una vez nos hemos preguntado: ¿Por qué las autoridades, sobre todo los presidentes y  Ministros, siempre dan mensajes exageradamente positivos aún en situaciones críticas?, incluso a veces  los hemos visto parecerse a los músicos del “Titanic” que seguían tocando sin que nadie los escuche porque todos estaban tratando de salvarse del naufragio.

En el post anterior “El poder de la información” vimos como la teoría de las “Expectativas Racionales” de Lucas ayudó a explicar porque las políticas económicas sistemáticamente utilizadas por el gobierno podían fracasar estrepitosamente si las personas las anticipaban por completo y que en el extremo podían ser eficaces solo cuando eran completamente sorpresivas.
En el modelo de Lucas si la información en poder de las personas era correcta, las políticas económicas terminaban siendo ineficaces y el equilibrio final sería producto de la actuación egoísta y “racional” de los agentes, por ejemplo, si durante una recesión el gobierno pretendía bajar la tasa de interés para incentivar la inversión, los agentes anticipando esto retirarían masivamente sus ahorros haciéndola subir, ahondando con esto la recesión, los agentes harían esto porque así optimizarían su comportamiento individual al cambiar sus ahorros por otros activos más rentables, es decir seguirían un patrón “racional” en términos económicos. En concreto, las conclusiones de Lucas implicaban para las autoridades simplemente sentarse a observar como las cosas pasaban.
Sin embargo, como también vimos en ese mismo post, los hacedores de política económica siguen vivos y activos, y las políticas económicas siguen funcionando aunque sea medianamente bien, una explicación plausible a esto y al porque de los mensajes positivos viene a continuación.
El modelo de Lucas, como la mayoría de los modelos de equilibrio general usados a partir de los años 70, tenía como fin explicar sus variables endógenas (aquellas para las que buscaba explicación, por ejemplo el crecimiento del PBI) en función de otras variables llamadas “fundamentales”, es decir variables de tipo microeconómico como las preferencias, la tecnología y la dotación de factores, variables estas que debían ser supuestamente irrebatibles como fuentes de explicación desde que la crítica a modelos macroeconómicos previos era precisamente su falta de supuestos microeconómicos y por tanto su lejanía con los “fundamentos” de la Economía.
Basados en gran medida en el concepto de expectativas racionales y en el modelo de Lucas, Roger Farmer y  Michael Woodford publicaron en 1984 un brillante artículo titulado “Self-Fulfilling Prophecies and the Business Cycle”, algo así como “Profecías auto cumplidas y el ciclo económico”. En este trabajo, los autores exploran otros probables equilibrios desechados anteriormente por Lucas en su modelo, equilibrios en los que las variables endógenas terminaban siendo explicadas por otras variables diferentes a las fundamentales y con las que aparentemente no guardaban relación intrínseca, equilibrios en los que los agentes económicos actuaban de una manera aparentemente irracional, es decir no optimizando su comportamiento, lo cual parecía ser a todas luces absurdo.
Lo que Lucas no vio, o no quiso ver, cobra gran valor en manos de Farmer y Woodford, estos últimos determinaron en su trabajo que estos equilibrios desechados por Lucas podían verificarse, y de hecho se verificaban empíricamente en situaciones concretas, es decir, se observaban equilibrios en los que las políticas del gobierno eran al menos parcialmente eficaces y en los que los agentes económicos parecían comportarse de modo “irracional” es decir de manera no egoísta. Por ejemplo, ante una recesión podían dejar sus ahorros en el banco aún con una tasa de interés menor, dado que el mensaje del gobierno invocaba a la participación de sus ciudadanos para salir de la crisis, esto aunque contrario a sus intereses particulares no los hacía desistir de sus decisiones contradiciendo las explicaciones de la hasta ese entonces teoría económica convencional.
Farmer y Woodford encontraron que el concepto de expectativas racionales de Lucas era incompleto y que a la “información” de su modelo parecían sumarse factores como las normas sociales y otros más a los que Keynes en los años 30 denominó como “Espíritus Animales”, esto con el fin de expresar que las personas no actuaban sólo movidas por su interés particular y que el proceso de toma de decisiones era mucho más complejo de lo que se pensaba.
Hoy, después de muchos estudios sabemos que factores como los prejuicios, los sentimientos de reciprocidad, deseos de aumentar el bienestar social, y otros como el odio, la envidia, etc., condicionan en gran medida la toma de decisiones individual y que hay también factores considerables que mueven la sicología de masas, es decir las variables agregadas. Como bien sabemos, mensajes nacionalistas o que exaltan los más primarios sentimientos se han dado y se dan en las guerras y en las situaciones de crisis más variadas.
El modelo de Farmer y Woodford predice de algún modo que lo que los agentes económicos crean o quieran creer tiene una importancia fundamental en los resultados agregados, de ahí su nombre de “Profecías auto cumplidas”. Por ejemplo, si los agentes creen que sacrificar parte de sus ganancias individuales manteniendo sus ahorros en los bancos, aún a pesar de la baja en la tasa de interés, traerá beneficios al país, acatarán la política económica y esta tendrá los resultados esperados de estimular la inversión y por tanto el crecimiento. El mensaje, y sobre todo la credibilidad del emisor del mensaje cobran inusual importancia. Un gobierno que recién empieza, que ha sido elegido por amplia mayoría y que viene de una elección relativamente ejemplar, es decir con legitimidad y sin tantos detractores tiene muchas mayores posibilidades de enfrentar una crisis anunciando sus políticas y sobre todo explicando correctamente la necesidad de las mismas a la gente, si la mayoría de personas cree que se puede salir de la recesión y por tanto ahorra, y los empresarios creen que se puede salir de la recesión y por lo tanto invierten es muy probable que se tenga éxito.
Por el contrario, un gobierno impopular, deslegitimado o que está de salida tiene muchas menos probabilidades de ejecutar políticas económicas exitosas, en este sentido recordemos los fallidos intentos de ajuste fiscal del primer gobierno aprista o las también fallidas políticas contra cíclicas del segundo gobierno de Fujimori. Las palabras y los gestos adecuados de las autoridades, en las circunstancias adecuadas, tienen un poder extraordinario, de ahí el valor de los músicos del Titanic o de las palabras de los gobernantes, claro cuando es evidente que el barco no se está hundiendo.

jueves, 15 de mayo de 2014

El poder de la información


Imaginemos un país en el que la tasa de interés de referencia del Banco Central BC es de 4.5%, así supongamos también que los bancos privados de ese país tienen una tasa promedio de aproximadamente 5%, ambas tasas son similares porque el BC realiza operaciones de mercado, es decir compra y venta de valores con los bancos privados de tal manera que estas operaciones conduzcan a las tasas privadas a la tasa deseada que es precisamente la de referencia.
Si la tasa activa promedio de los bancos es 5%, todos los proyectos con una Tasa Interna de Retorno (TIR o tasa de rendimiento) por debajo de 5% no serían rentables y por lo tanto no se llevarían a cabo, es decir su inversión no llegaría a concretarse.
Supongamos que un grupo grande de esos proyectos tienen una TIR de 4% por lo tanto, si la tasa de interés promedio de los bancos bajara a digamos 3%, estos proyectos se convertirían automáticamente en rentables con lo que la inversión aumentaría, en efecto la tasa de interés posee un efecto poderoso sobre el nivel de inversión de la economía aunque claro no es el único capaz de afectarlo.
Ahora nos damos cuenta de que la tasa de referencia del BC constituye una poderosa herramienta de política económica y de hecho es la más utilizada en el mundo. En efecto, cuando la tasa de crecimiento del PBI empieza a caer por debajo de su potencial, el Banco Central suele reducir su tasa de interés de referencia para tratar de estimular la inversión y con esto impulsar la tasa de crecimiento del PBI para acercarla otra vez a su nivel potencial, y cuando el PBI empieza a crecer más allá de su potencial y esto puede traer presiones inflacionarias (por exceso de demanda) pues aumenta la tasa de referencia para tratar de “enfriar” un poco la economía.
Robert E. Lucas, uno de los Economistas más influyentes y ganador del Nobel de Economía en solitario (lo cual ha ocurrido pocas veces), tiene aportes fundamentales a la Ciencia Económica, uno de ellos es el de sistematizar el uso del concepto de “expectativas racionales”, este marco de análisis asume que las personas en su proceso de toma de decisiones son capaces de analizar toda la información disponible, sea presente o pasada y que por tanto cualquier acción del gobierno que no sea absolutamente sorpresiva, está condenada al fracaso, ya que las personas, en pleno dominio de la información y con un esquema mental muy claro, la anticipan por completo.
Un ejemplo sencillo de la aplicación del concepto se puede ver precisamente con la tasa de interés que como hemos visto líneas arriba, es el principal instrumento de política monetaria en casi todo el mundo. Según las expectativas racionales de Lucas, las personas pueden verse sorprendidas por la alteración en la tasa de referencia del BC la primera vez pero si la política se hace sistemática, las personas la anticiparán.
Por ejemplo, si la tasa de crecimiento del PBI está por debajo de su potencial, y esto es información pública ya que sabemos que en el caso de Perú es de aproximadamente 6%, sabemos también que el BC tratará de estimular la economía reduciendo la tasa de referencia y con esto inducir a una baja en la tasa de los bancos privados, de este modo los ahorristas (personas y empresas) sabiendo que esto significa pagarles menos por su dinero preferirán anticiparse y retirarlo e invertirlo en cualquier otra cosa pero resulta que como la tasa de interés es el precio del dinero y que por lo tanto cuando abunda cuesta poco (la tasa de interés es baja) y cuando escasea cuesta más (la tasa de interés es mayor) ante una menor liquidez en los bancos la tasa tenderá a subir contrarrestando la política del BC que la quería bajar.
La pregunta es entonces ¿Es efectiva o no la tasa de referencia como instrumento de política monetaria?, y la respuesta es que sí aunque dependiendo de varios otros factores, el primero es que no es cierto que todos los agentes tomemos decisiones basados en toda la información disponible, de hecho está comprobado vía múltiples experimentos que ni los Chief Executive Officer (CEO) de las más grandes empresas toman sus decisiones de acuerdo a un marco de análisis totalmente exento de prejuicios, emociones o sentimientos; segundo que existe mucha información de la que no disponemos; tercero que no sólo importa la tasa de interés en una decisión de inversión ya que las expectativas futuras y otros factores también la explican; y cuarto y final, que la credibilidad del BC es fundamental en definir la influencia de la tasa de referencia en las tasas privadas, es decir que si por ejemplo el BC dice que no hay problema y que no tocará la tasa de referencia pero se tiene un crecimiento mucho menor al esperado, su palabra no es necesariamente de fiar.
A pesar de no ser un esquema de análisis perfecto, las expectativas racionales ayudaron a explicar (al menos parcialmente) porque las políticas económicas sumamente intervencionistas fracasaban muchas veces, si no recordemos los EEUU en los años 70 durante un largo período de alto desempleo y alta inflación (estanflación), o el Perú de la segunda mitad de los 80 en que la credibilidad del BC era prácticamente nula y por tanto los varios intentos de ajuste como el de 1988 no tuvieron el efecto deseado de contener la hiperinflación. En resumen, las “expectativas racionales” nos muestran el “poder de la información”. En el próximo post exploraré teorías más recientes que explican de manera muy interesante las decisiones de inversión y los ciclos económicos.

martes, 6 de mayo de 2014

La "Batalla de los sexos"

En Teoría de Juegos hay un juego denominado “La batalla de los sexos”, que en realidad no es algo tan dramático como su nombre lo indica, sino más bien una demostración del poder de la cooperación en juegos repetidos, es decir de la posibilidad que tienen dos jugadores de pactar tácita o explícitamente para alcanzar resultados satisfactorios en varios juegos que se repiten en el tiempo.
El ejemplo concreto es el de una pareja a quienes llamaremos Nadia y Omar, quienes van a salir el domingo pero obviamente cada uno tiene sus preferencias, digamos que a Omar le gustaría ir al fútbol y a Nadia al Cine, el siguiente cuadro presenta las ganancias o la utilidad que les representa cada una de las 4 situaciones posibles:
El primer recuadro de la izquierda y superior muestra que tan satisfechos se sienten si ambos van al cine, el 1,2 que aparece en el mismo expresa las “ganancias” de ambos jugadores, siendo el primer número la “ganancia” del primer jugador o el que se encuentra en las filas, y el segundo número la “ganancia” del segundo jugador que se encuentra en las columnas; esto significa que Omar tiene una “ganancia” de 1 y que Nadia tiene una “ganancia” de 2, evidentemente quien más gana es Nadia pues ella prefiere ir al Cine, si nos movemos a la derecha observamos que si Omar se va al Cine y Nadia al Fútbol ambos tienen una ganancia de “cero” pues evidentemente les gusta mucho estar acompañados y no tienen “ganancias” si van por separado, lo mismo pasa en el recuadro de la izquierda inferior en el que Omar se va al fútbol y Nadia al cine, es decir separados no la pasan bien.
Finalmente, en el recuadro de la derecha inferior vemos que al ir ambos al fútbol, la que “gana” menos es Nadia con 1 pero Omar está mejor con 2. Este juego tiene dos equilibrios de Nash, es decir dos situaciones posibles en las que cada jugador elige su mejor estrategia, sabiendo que el otro jugador hará lo mismo, estos dos equilibrios son que ambos vayan al Cine o que ambos vayan al Fútbol, lo que lo hace particular es que ambos equilibrios son diferentes en el sentido de que Omar tiene una mayor “ganancia” en uno pero menor en el otro y para Nadia igual. Me explico, si el juego se jugara sólo una vez habría que ver quién cede, ya todos nos estamos imaginando que si el cortejo recién comienza, será seguramente el hombre quien ceda, probablemente esperando un acto recíproco de la mujer en el futuro.
Sin embargo, puede ser un problema para Omar si cede también una segunda, tercera y finalmente todas las veces, Nadia ha de pensar que desde que están juntos a Omar no le gusta más el fútbol o se da cuenta perfectamente que ejerce un control o poder sobre él haciéndolo renunciar al fútbol. Obviamente la reciprocidad no está reñida con la caballerosidad y bien podrían ir un fin de semana al cine y otro al fútbol y así tranquilos los dos, al menos mientras dure la relación. En esto radica el poder de la cooperación, si ambos se ponen de acuerdo (sea tácita o explícitamente) las “ganancias” acumuladas en todas las veces que el juego se repita deberían ser iguales.
La pregunta es entonces ¿Por qué dos jugadores “racionales” pueden no jugar este juego con estrategias alternadas que les permitan repartir equitativamente las ganancias en el largo plazo?, la respuesta es que la “racionalidad” en términos económicos tradicionales implica que los jugadores sólo analizan las “ganancias” visibles o evidentes pero que en realidad lo que para uno de los jugadores parece ser una ganancia de 2 de su compañero, para el compañero puede representar incluso mucho más que 2 y para el que supuestamente gana 1, esto puede ser incluso una pérdida, me explico, si Nadia por ejemplo odia a la familia de Omar y sobre todo al Papá de Omar, y resulta que el Papá de Omar es un amante del fútbol y fue quien inculcó en Omar la pasión por este deporte, Nadia puede sentir satisfacción en mostrar que Omar prefiere ir con ella al Cine una y otra vez, tratando con esto de castigar al Papá de Omar, aún cuando intencionalmente o no también castigue con esto a Omar. Finalmente Nadia puede sentir que “gana” más de 2 y Omar sentir que ni siquiera “gana” ese 1 si no que pierde con esta decisión de ceder.
Nadia puede estar causando un daño premeditado o no a Omar, y ese tipo de situaciones suelen traer problemas en las relaciones en el largo plazo, excepto si Omar se siente satisfecho cediendo continuamente, lo que resulta difícil de entender pero que siempre puede encontrar una explicación sicológica específica.

En concreto, las personas somos muy complicadas y tratar de entenderlas con herramientas de teoría convencional a veces no es posible, la Economía hoy se enriquece con la ayuda de la Neuro-Ciencia y la Sicología para tratar de entender la toma de decisiones de los seres humanos que es sumamente compleja debido a nuestros prejuicios, preferencias particulares, sentimientos de odio, amor, altruismo, reciprocidad, etc.
Eso sí, cualquier parecido con cualquier familia del Perú y del mundo es pura coincidencia, esto es sólo un ejemplo de Teoría de Juegos, ah y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
En todo caso siempre vale recordar con humor aquel dicho: En el matrimonio, el hombre siempre tiene la última palabra…”lo que tu digas mi amor”.