jueves, 8 de diciembre de 2016

El juego del halcón y la paloma

En Teoría de juegos hay uno muy interesante en el que dos jugadores pueden verse enfrentados de forma agresiva por el dominio de un mercado o por el contrario asumir una actitud pasiva y compartirlo.
Si uno de ellos actúa agresivamente (halcón) y el otro asume una actitud pasiva (paloma), el agresivo se queda con todos los “beneficios” del mercado (iguales a “V”) y el pasivo obtiene cero. Por el contrario, si ambos actúan, digamos según reglas éticas o legales, se reparten los beneficios en porciones iguales de “V/2” para cada uno.
Si ambos se comportan agresivamente obtienen un resultado igual a V/2 – C, el que puede ser positivo sólo si V/2>C, y será negativo si V/2<C. En esta situación “C” es el costo de comportarse agresivamente cuando el otro también lo hace (por ejemplo, en el ámbito de los negocios, es el costo de entrar a una guerra de precios en la que se puede decidir vender bajo el costo o entrar en una batalla legal con el contrincante)
Esto puede verse mejor en el siguiente cuadro:
Las filas muestran las estrategias disponibles para el jugador 1 y las columnas, las del jugador 2. Las cifras en las casillas muestran, la primera de ellas, las ganancias del jugador 1, y luego, separadas por una coma, las del jugador 2.
Si bien lo deseable para la sociedad es que ambos se comporten de manera pasiva, pues esto maximiza la ganancia total (óptimo paretiano) y asegura una distribución más justa, si uno de los jugadores muestra o envía la señal de comportarse de manera pasiva, al otro jugador le convendrá inevitablemente comportarse de manera agresiva buscando el máximo beneficio “V”, es decir, ser agresivo es siempre una estrategia dominante frente a un jugador pasivo.
Cuando existen ganancias por ser agresivo (V/2>C), los jugadores que se comportaran de manera “racional” (es decir escogieran la mejor alternativa posible considerando que el otro jugador hará lo mismo para sí), deberían ser agresivos, esta situación muestra el consabido Equilibrio de Nash (EN), en el que ambos jugadores deciden ser agresivos.
Por el contrario, cuando el resultado V/2-C es negativo, la “reputación” de los jugadores resulta determinante. Si uno de ellos es agresivo, al otro no le quedaría más remedio que ser pasivo para no incurrir en pérdidas, sin embargo, esto mismo significa tarde o temprano su propia extinción ya que si hablamos de una empresa, su propósito debería ser el obtener beneficios.
Los dos únicos equilibrios de Nash posibles son: 1) que los dos sean agresivos o 2) que uno de ellos sea pasivo y el otro agresivo; es decir, en esta situación como en el famoso dilema del prisionero, la sociedad no alcanza su máximo bienestar (en la que ambos son pasivos)
En política este juego nos da una lección valiosa, vale decir, para el gobierno asumir una estrategia pasiva ante un contrincante con reputación de agresivo sólo puede ser redituable si es que está dispuesto a jugar este juego (o gobernar) sin “beneficios”, la pregunta evidente es entonces ¿Le importa al gobierno obtener algún beneficio político por su gestión?, y entiendo por beneficio político no algo pecaminoso sino más bien el terminar su período de manera más o menos digna, y sin pasar a la historia como un gobierno débil o víctima de las circunstancias que le tocó vivir.
Al gobierno le vendría bien un poco de teoría de juegos y repasar la historia de la guerra fría. Reputación y amenazas creíbles son conceptos claves en los que deberían trabajar porque esto recién empieza.

viernes, 15 de mayo de 2015

Crónica de una “Tía muerta anunciada”

Parafraseando al Gran “Gabo”, “Todos sabían que esta “Tía” iba a morir y nadie hizo nada”.
En la situación actual a mediados de mayo del 2015, lo más probable es que el Proyecto termine suspendiéndose indefinidamente o cancelándose a pesar de los esfuerzos de algunos y de la supuestas buenas intenciones de otros, lamentablemente era improbable pensar en otro final cuando las torpezas estuvieron a la orden del día, fundamentalmente debido a la carencia de herramientas de análisis y de gente adecuada, primero en el proceso, y luego en las negociaciones.

A riesgo que me etiqueten inmediatamente como “Caviar” o algo así, les cuento, más bien con el ánimo de abrir sus mentes, que si bien es cierto los ingresos de la minería son importantes, estos son tradicionalmente canon e impuestos, y nadie podrá negar que en 500 años explotando estos recursos, sus ganancias no se han traducido necesariamente en una mejor calidad de vida para las poblaciones circundantes, claro salvo excepciones muy honrosas y muy poco frecuentes. Y no sólo esto, pues como bien señala Jürgen Schuldt en su artículo “Minería y poco ambiente” en el diario el Comercio, muchas empresas mineras, aún con estudios de impacto ambiental de por medio, siguen rebasando los límites permitidos de contaminación, causando daños ambientales, y lo peor judicializando las sanciones que les impone el Estado para, obviamente dilatar los pagos y hasta no pagar finalmente.

Un Economista no se puede consagrar a las “etiquetas ideológicas” que finalmente ni siquiera existen en Economía, generalmente un Economista aplica recetas exitosas (como un buen médico), si una receta es buena, aunque tenga cierta carga ideológica, debería usarse, por ejemplo, un neo liberal por convicción diría no a cualquier ayuda social pero nadie negará que en ciertas etapas del desarrollo de los países son necesarias. Igualmente, un socialista diría que aumentar el salario mínimo de manera rotunda es necesario pero no podrá negar su efecto negativo sobre el empleo y la formalidad, en fin, en Economía hay que seguir recetas exitosas, sea cual sea la carga ideológica que otros le impriman.

En este sentido, la Teoría de Juegos ayuda a explicar fenómenos de conflicto en los que los agentes (se les llama jugadores) toman decisiones basados en las ganancias que les reportan las distintas alternativas de las que disponen (estrategias). La herramienta está tan de moda que hasta se enseña en las Escuelas de Negocios y se usa (al menos parcialmente) en cursos de negociación pero hay situaciones (juegos) en los que sus predicciones no concuerdan con las observaciones, una de ellas es la hipotética situación en la que un árbitro concede a uno de dos jugadores, llamémoslo Jugador 1, una suma de dinero como “x”, las reglas del juego imponen que luego el Jugador 1 debe ofrecer una parte de “x” al Jugador 2 y si el Jugador 2 acepta pues se reparten el dinero en la forma convenida pero si el Jugador 2 no acepta, el dinero se devuelve al árbitro. Este juego se conoce con el nombre de “El Ultimátum”.



Los resultados, a lo largo y ancho del mundo, sin importar países ni costumbres, dicen que el Jugador 2 suele rechazar ofertas por debajo del 40% de “x”, aún cuando esto signifique que ambos jugadores pierden. La Teoría de Juegos convencional (la que se enseña en Escuelas de Negocios y cursos de Negociación) fracasa en su predicción, pues una “ganancia” aunque pequeña, es mejor que cero y debería aceptarse. Este fenómeno ha tratado de explicarse por años, de ahí la aparición de la “Teoría de Juegos del Comportamiento”, que incorpora no sólo herramientas económicas convencionales si no también sicológicas y neuro-científicas, los primeros intentos convincentes de explicar este fenómeno provienen de la “Teoría de la Aversión a la Desigualdad” a comienzos de los años 90, la que en concreto dice que el Jugador 2 no siente realmente que gana un porcentaje de “x” sino una cantidad menor debido a la “envidia” o la “culpa” producto de la negociación, es decir, si el Jugador 1 gana más en la negociación que el 2, el 2 siente una satisfacción menor que el porcentaje de “x” ofrecido por el Jugador 1, de hecho disminuye (mentalmente) un porcentaje adicional de “x” debido a la “envidia” que siente dado que el otro se queda con una mayor parte. Si por el contrario, el Jugador 2 gana más que el 1 en el trato, igualmente reduce (mentalmente) su ganancia debido a la “culpa” que siente por ganar más, como resulta obvio a estas alturas, generalmente nuestra “envidia” es mayor a nuestra “culpa”.

Una Teoría mucho más completa del 2002 “Teoría de las Preferencias Sociales” dice que el Jugador 2 no sólo siente “envidia” o “culpa” sino que también tiene (entre otras cosas más) actitudes de “reciprocidad” positivas o negativas hacia el Jugador 1, lo que también aumenta o disminuye la ganancia ofrecida por 1. En concreto, si el Jugador 1 ofrece por ejemplo 40% de “x” al Jugador 2, este analiza primero el comportamiento previo del Jugador 1 antes de decidir; si el 2 percibe que el 1 se ha portado mal con él en el pasado, resta una cantidad igual a la carga negativa en la relación previa con 1 (reciprocidad negativa), a tal punto que puede sentir que ese 40% de “x” es incluso negativo. Ante esto no hay nada que hacer, no importa el tamaño del ofrecimiento, ni aun cuando vaya más allá de un supuesto 50% de “x”, el jugador 2 no aceptará la oferta de 1. Y no hay que olvidar que esa “reciprocidad” se construye en base a la “reputación” de cada jugador y a la relación previa entre los jugadores, de ahí su carácter explicativo más completo. Cabe anotar que esta última Teoría tiene hasta hoy un grado de acierto notable en predecir situaciones como las de “El Ultimátum” y muchas otras más que la Teoría de Juegos convencional no pudo.

Si este marco teórico lo aplicamos al conflicto de Tía María podríamos decir que el Jugador 1 es la coalición Gobierno-Minera, y que el Jugador 2 la población circundante al Proyecto, las ganancias del juego no las conocemos cabalmente pero sabemos que es un “x” bastante alto, a la población circundante se le ofrece una participación de ese “x” vía canon o impuestos o beneficios a la población, y la Teoría convencional diría que la población (Jugador 2) debería aceptar pero no acepta. La reciprocidad negativa es tan fuerte debido a la relación previa entre la minera y la población que no hay manera de convencer a esta última de que acepte el proyecto.

Las relaciones se “construyen”, y la relación entre estos jugadores está destrozada y a mi juicio no puede ser reconstruida. El intento burdo de “convencer” a algunos dirigentes sólo dilatará el proceso pues vendrán otros a los que habrá también que “convencer”, y así en un proceso sin final, como tratar de convencer uno a uno a los Yihadistas que se conviertan al Cristianismo.

Sólo un nuevo Gobierno con crédito abierto, con nuevos interlocutores que conozcan el tema y cuenten con las herramientas teóricas y empíricas necesarias, con garantías seguras para la población de que se respetarán sus derechos, podrá generar un “Nuevo Juego”, uno en el que la carga de la reciprocidad negativa no sea tan alta que vuelva negativo ese porcentaje de “x”. El Jugador 2 seguirá siendo el mismo pero tenemos que obligatoriamente cambiar de Jugador 1.

Finalmente, cuidado porque si seguimos observando lo que señala Schuldt en su artículo, es decir si el estado (en cualquiera de sus poderes) sigue sin garantizar un trato justo a los Jugadores, esto no cambiará y los próximos proyectos la pasarán aún peor. La sensación de equidad o inequidad en el trato hacia el Jugador 2 jugará un rol crucial en las relaciones Gobierno-minería con las poblaciones circundantes en los próximos años.

domingo, 25 de enero de 2015

¿Por qué la Economía predice tan mal?: La Nueva Economía del Comportamiento II

Cuando en el post anterior tomaba como ejemplo a la Medicina o Fisiología como una ciencia que no necesariamente es predictiva, lo hacía por mostrar que no es el carácter predictivo o no de una disciplina lo que la convierte en Ciencia, sino el método y organización del conocimiento que provee. En este sentido, la paleontología es obviamente una ciencia pero cuyo poder predictivo es simplemente escaso sino es en combinación con otras disciplinas, las que tomando sus conclusiones y hechos principales, ayudarán a predecir, por ejemplo cómo se verán las especies que pueblan la tierra en 100 mil años, considerando claro el probable clima y las demás condiciones relevantes.
Específicamente, el carácter predictivo de cualquier disciplina se encuentra en la estabilidad y robustez de sus modelos. La estabilidad se sustenta en sus parámetros (los parámetros otorgan una causalidad constante entre sus variables, por ejemplo saber que ante un crecimiento de 5% en la variable “x”, la variable “y” crece en 1%), y la “robustez” de un modelo significa que este no mejora si se le agregan nuevas variables y claramente empeora si se le quita alguna.
Pues bien, en la química y la física los parámetros son constantes, por ejemplo, el agua hierve a nivel del mar a 100 grados y la velocidad de la luz es casi 300 mil kilómetros por segundo en cualquier circunstancia, y la mayoría de los modelos son bastante robustos, por esto es relativamente fácil predecir en ambas disciplinas.
Todo lo contrario sucede con las llamadas Ciencias Sociales, estas estudian básicamente a las personas, sea individualmente o en colectivos; así la Economía ha intentado por años elaborar modelos explicativos (y en muchos casos también predictivos), acerca de los efectos de algún suceso o política concreta, y claro muchas veces han fallado pero, retomando brevemente el post anterior, aquí sufrimos de un claro caso de prejuicio negativo, es decir ponderamos más el hecho negativo que los positivos.
Ciertamente, ha habido ocasiones en las que las fallas predictivas han sido clamorosas pero culpar a toda la disciplina por esto es como proscribir a la medicina porque un cirujano plástico colocó mal unas prótesis de siliconas. La Economía es mucho más amplia que la macroeconomía o la econometría, de hecho tiene numerosas ramas de estudio (los llamados “Fields” o campos de especialización), por ejemplo el último Nobel fue concedido a Jean Tirole, un experto en “Organización Industrial”, o el campo de estudio de las firmas, especialmente en mercados concentrados como los Oligopolios o Monopolios, y en las políticas públicas que pueden aplicarse para reducir las distorsiones de estos mercados en comparación al ideal de competencia perfecta.
Incluso, la Macroeconomía actual no es sólo la vertiente Neo Clásica, que es la que ha sido cuestionada en su poder predictivo, sino que también existe la vertiente Neo Keynesiana, cuya premisa fundamental es que, contrariamente a la Neo Clásica, los mercados no consiguen por sí solos el equilibrio, y además la nueva No Walrasiana que cuestiona incluso el proceso comúnmente aceptado de formación de precios (sustentado en el modelo de equilibrio general de Walras)
En concreto, los modelos macroeconómicos Neo Clásicos utilizan una función de utilidad en la que el único argumento es el consumo, y desde hace unos 30 años también consideran al “ocio”, esto significa que ellos consideran que las dos variables fundamentales que explican el comportamiento de los agentes son el consumo y el ocio, y claro los experimentos muestran que más o menos esto pasa para el 70% de las personas y dependiendo del experimento, y cuando hablamos de políticas públicas esto suele funcionar un gran porcentaje de veces pero que ha tenido fallas es innegable pero es claro que también ha tenido aciertos.
El mejor ejemplo que se me ocurre ahora mismo es el de la herramienta más usada de política monetaria, la tasa de interés de referencia del Banco Central de Reserva (BCR). La tasa de interés de referencia del BCR se usa para inducir a las tasas de interés del mercado y así a la inversión en búsqueda de acelerar o desacelerar el crecimiento. La inducción sobre las tasas de interés del mercado se logra mediante operaciones de compra y venta de valores y obligaciones con los bancos, es decir si el BCR coloca la tasa de referencia a 4%, los bancos terminarán con una tasa más o menos similar.
Y ¿Cuál es el efecto sobre la inversión?, pues supongamos que la tasa del mercado está aproximadamente en 4%, esto quiere decir que todos los proyectos de inversión cuya tasa de retorno (TR) está por sobre 4% son viables, es decir obtendrán ganancias pero todos los que están con una TR por debajo, digamos 3.5% no. Si el modelo que utilizamos para predecir dice que los agentes maximizan el consumo y el ocio sujetos a restricción de su ingreso y la tasa de referencia baja a 3% e induce a la del mercado a casi 3%, resulta que los proyectos de 3.5% de TR que antes no eran rentables ahora lo son, el agente al observar la nueva tasa reflexionará y concluirá que consumiendo un poco menos e invirtiendo más podrá consumir más en el futuro que lo que consume ahora, es decir invertirá con lo que el nivel agregado de inversión sube y la política del BCR tendrá éxito en lograr lo que se propuso. Pero si hay incertidumbre o el BCR o el gobierno no tienen credibilidad pueden llevar la tasa de referencia a cero sin lograr ningún efecto positivo sobre la inversión (como en EEUU desde la crisis del 2008), esto porque en este contexto el agente no sólo considera a las variables consumo y ocio, sino otras más que este modelo predictivo no considera.

Es precisamente en tratar de encontrar una función de utilidad que capture más variables relevantes o en diseñar más correctamente modelos de toma de decisiones, en lo que se concentra la rama de la Economía del comportamiento. En la próxima y última entrega de este tema es que me concentraré en algunos de estos avances que me parecen los más interesantes.

domingo, 28 de diciembre de 2014

¿Por qué la Economía predice tan mal?: La Nueva Economía del Comportamiento I

Lo primero acerca de este artículo es que debo confesar que hice trampa con este título, y lo hice porque de otra forma no llamaría tanto la atención. Precisamente, uno de los grandes aportes a la Economía convencional es el incorporar conceptos sicológicos y de la Neuro-Ciencia, uno de estos conceptos es el de “prejuicio negativo” (negativity bias), que significa que es bastante común para las personas ponderar mucho más un aspecto negativo que uno positivo incluso en una misma experiencia, el ejemplo que usa Colin Camerer en su libro “Teoría de Juegos del Comportamiento: Experimentos en la interacción estratégica” (la teoría de juegos es una rama de la economía que estudia el conflicto y la cooperación) es el de un concierto desarrollado impecablemente hasta la última entrada en la que hay un problema de sonido y un chirrido que desluce el final, a pesar de sólo haber tomado un pequeño instante de un concierto que puede haber tomado 3 horas o más, la experiencia total puede haberse dañado severamente en la apreciación de los espectadores.
En este sentido, los economistas de algún modo decepcionados con lo que pensaban era su profesión e incentivados positivamente en buscar una explicación a la misma; y los no economistas (con prejuicios o no hacia la disciplina) sea por el mismo incentivo positivo o por puro y simple morbo buscarán encontrar en este artículo una sierra eléctrica más poderosa para hacer “leña del árbol caído” más rápidamente.
Lamento decepcionarlos, es más me sorprenden los lentos reflejos de economistas serios o la falta de medios para acceder a foros más grandes y explicar el malentendido. Primero, ¿la Economía es ciencia?, antes de empezar una discusión bizantina con argumentos a favor o en contra les planteo otra pregunta ¿es la medicina o fisiología una ciencia?, creo que la respuesta es indiscutiblemente que sí, al menos así lo dice el Comité del Premio Nobel (que también considera a la Economía una ciencia). Segundo, ¿tiene toda ciencia que ser predictiva?, bueno, la Física, Química y otras Ciencias Básicas encuentran en esto su mayor razón de ser y existir pero ¿es la Medicina predictiva?, obviamente no voy al médico a preguntarle cuándo será mi próxima enfermedad o cuándo voy a morir, de hecho el médico observa el historial del paciente para diagnosticar una enfermedad ya presente o da consejos al paciente para una mejor calidad de vida o mayor duración de la misma, no podría ser de otra manera porque todo es relativo, el que de cada 1,000 personas que fuman unas 200 desarrollen cáncer de pulmón y otras 200 enfermedades cardio-vasculares no significa que un paciente al azar que fuma esté dentro de esos 400, es una probabilidad asociada a los grandes números pero cada ser humano (cada cuerpo) es un universo de posibilidades diferentes e innumerables, entonces ¿pierde la Medicina validez como ciencia por no predecir exactamente cuándo enfermarás o cuándo te morirás o de qué te vas a morir?
Pues la misma analogía aplica a la Economía, esta disciplina (ciencia o no) trata sobre seres humanos, y en el caso concreto de la Macroeconomía y de la Econometría Clásica, estas ramas de la economía pretenden agregar los comportamientos de todos ellos y determinar probables desenlaces a situaciones particulares pero claro no pueden sino hacerlo a través de un modelo estándar, es decir lo mismo que el médico hace.
El médico observa un estudio que dice que de cada 1,000 personas mayores de 45 años que fuman, no hacen deporte y tienen sobrepeso, aproximadamente 200 desarrollan cáncer de pulmón y otras 200 enfermedades cardio-vasculares esto es un modelo estándar; luego atiende a un paciente de 46 años que fuma, no hace deporte y tiene sobrepeso, pues ya saben la recomendación, y lo que anota en la historia clínica todo basado en su modelo estándar, pues lo mismo hace un Macroeconomista o Econometrista Clásico pero la validez de sus supuestas predicciones (como las del médico) está en función de las condiciones iniciales pero también y fundamentalmente en que todas las cosas sigan igual o no afecten a la variable a ser predicha durante el rango de la predicción (el famoso ceteris paribus de la microeconomía)
Y claro, fallan, como “falla” el médico que le dice a un paciente al azar de más de 45 fumador, con sobrepeso, que algo malo le va a pasar si sigue haciendo lo mismo pero al que finalmente no le pasa nada (está en el grupo de los 600 a los que no les pasa nada). Pero el prejuicio negativo hace que creamos que la disciplina es un desastre porque no predijo exactamente cuándo y de qué enfermaría el paciente y para empezar ni siquiera sabemos qué hizo el paciente desde la última consulta, si estuvo emborrachándose y fumando permanentemente o sólo estuvo yendo a misa por las mañanas, y pilates y yoga el resto del día.
En el 2006 ya el Banco Mundial y reputados Economistas académicos (no los otros que por intereses personales si tuvieron que ver) anticiparon una crisis financiera muy seria, y esto era como la advertencia de un médico al paciente de más de 45 fumador, con sobrepeso y que no se ejercita. Hacer más que advertir es muy difícil cuando recién son las 2 am y la fiesta está en su apogeo.
Para finalizar diré que aún así, las predicciones suelen no ser precisas por una simple razón, el modelo estándar de la economía asume que el agente económico se comporta de una determinada manera (maximizador del beneficio individual, es decir egoísta), esto se hizo porque era menos complicado de resolver con las matemáticas y demás herramientas a disposición en el siglo pasado. De hecho Arrow y Debreu (famosos economistas ganadores del Nobel) desarrollaron el modelo estándar basado en el famoso “homo economicus” en 1954, este en general predice relativamente bien el comportamiento de los seres humanos, en concreto entre un 70 y 80% de personas se comportan como predice el modelo pero ese 20 a 30% que no lo hace no es desdeñable por lo que la Economía como ciencia está buscando mejorar su explicación y diagnóstico de los problemas económicos que en principio se refieren a las personas.

En la próxima entrega, que espero sea muy pronto, les contaré más acerca de estos esfuerzos que desde los años 70 se desarrollan en lo que se ha dado en llamar “La Nueva Economía del Comportamiento”, y que no es otra cosa que la fusión de la Economía con la Sicología y la Neuro-Ciencia para la construcción de una nueva disciplina más comprehensiva y coherente, una nueva “Ciencia del comportamiento” (Behavioral Sciences)

domingo, 17 de agosto de 2014

¿Por qué todo es más lento y difícil en el Perú?: El “Dilema del Prisionero”

Albert Tucker, brillante matemático Norteamericano y profesor de la Universidad de Stanford ideó en 1950 un juego muy interesante denominado “El Dilema del Prisionero”, el juego tiene como finalidad demostrar que para dos personas que negocian en situaciones de incertidumbre es más probable para ellas obtener resultados adversos que no se obtendrían si prevaleciera la confianza o la certidumbre en las decisiones de la otra parte.

En concreto, el juego supone que dos sospechosos son arrestados y acusados de un delito, la policía no tiene evidencia suficiente para condenarlos si al menos uno de ellos no confiesa. La policía los encierra en celdas separadas y les explica las consecuencias de las acciones que tomen.

Si ninguno confiesa, ambos serán condenados por un delito menor y sentenciados a un mes de cárcel. Si ambos confiesan, serán sentenciados a seis meses de cárcel. Si uno confiesa y el otro no, el que confiesa será puesto en libertad inmediatamente y el otro sentenciado a nueve meses en prisión (6 por el delito y 3 por obstrucción a la justicia)

El siguiente cuadro ilustra las posibles “ganancias” de ambos prisioneros luego de ser interrogados por separado, el primer término de cada par ordenado (recuadro) muestra las “ganancias” (en este caso pérdidas) del prisionero 1, y el segundo término las “ganancias” (pérdidas) del prisionero 2:


Si analizamos detenidamente nos damos cuenta de que la mejor estrategia que puede tomar cualquier jugador es siempre confesar.

Ocurriendo que los dos confiesan por separado, el resultado de equilibrio (de Nash),  aunque claramente no óptimo desde el punto de vista social si es óptimo a nivel individual es (Confesar, Confesar).

Está claro que si en las partes (los prisioneros del ejemplo) no predomina la confianza o la certidumbre el peor resultado conjunto es el más probable.

Ahora imaginen que los jugadores son por un lado el Estado Peruano y por el otro cualquier ciudadano. El ciudadano quiere abrir una empresa para ganarse la vida, y el Estado por su parte quiere que las empresas cumplan sus obligaciones para con la sociedad, entre ellas proveer empleo digno y pagar sus impuestos.

En este orden de ideas, el Estado debe establecer las regulaciones necesarias para que las empresas funcionen dentro de los parámetros de la ley, supongamos pues que tiene dos opciones, la primera desconfiar de sus ciudadanos y por ello establecer un marco regulatorio excesivo y engorroso para desanimar a aquellos ciudadanos que no desean sinceramente cumplir con sus obligaciones y sólo lucrar en el corto plazo, y por el otro, establecer un marco regulatorio muy simple pero proclive a ser burlado por malos ciudadanos.

Por su parte el ciudadano tiene dos alternativas o estrategias, una cumplir con sus obligaciones legales, y la segunda, simplemente incumplirlas tomando ventaja de las empresas que si las cumplen (el problema tan común del “Free Rider” o el que no contribuye pero se  aprovecha de los servicios públicos.
Usemos el mismo cuadro pero para imaginar ahora que las cifras son las ganancias de los jugadores, el estado gana en impuestos y tasas que cobra por las regulaciones que impone, el ciudadano invierte y gana dinero, veamos:


Si el Estado simplifica y el ciudadano cumple, ambos ganan uno, el estado por los impuestos que paga el ciudadano y el ciudadano que gana digamos 2 paga 1 como contribución por lo que se queda con 1 de ganancia. Si el Estado simplifica pero el ciudadano no cumple, el Estado pierde 1 por el esfuerzo en simplificar que no tuvo un correlato en el pago de impuestos, el ciudadano gana 2 pues no contribuye con nada de sus dos de ganancia.

Si el Estado regula en exceso y el ciudadano cumple, el Estado gana 2 por los impuestos y las abrumadoras tasas y derechos que le cobra al ciudadano pero éste último pierde dos debido a todos los trámites y tiempo empleados adicionalmente al pago de impuestos. Si el Estado regula en exceso pero el ciudadano no cumple, el Estado no gana nada y el ciudadano se queda con sus dos de ganancia.

Como podemos ver, el Estado siempre gana más regulando en exceso que simplificando dada la posibilidad de que el ciudadano no cumpla con sus obligaciones. Por su parte, el ciudadano siempre gana más no cumpliendo que cumpliendo pues intuye que el Estado sobre regulará la Economía para compensar el incumplimiento de sus ciudadanos.

El resultado más probable es el peor posible para la sociedad, igual que en el Dilema del Prisionero, la desconfianza hace que el Estado sobre regule y el ciudadano incumpla.


Como dice la canción: “Por eso y por muchas cosas más…” es tan difícil hacer empresa en el Perú, ya lo dice el Doing Business del Banco Mundial, a pesar de más de 20 años de Economía de Mercado, la informalidad sigue siendo un problema tan terrible como la excesiva regulación del Estado. 

¿Cómo romper este círculo vicioso?, hay muchas hipótesis al respecto, algunas las abordaré en siguientes entregas.

domingo, 27 de julio de 2014

¿Por qué tuvimos hiperinflación?: La mala fortuna de ser pequeños

A fines del gobierno de Alan García la inflación acumulada llegó a la escalofriante cifra de un millón por ciento, el PBI real había decrecido en promedio en 1% entre 1981 y 1990 (lo que se conoce como la década perdida) y el PBI per cápita decreció también en promedio en 3.2% en el mismo período, la pobreza alcanzaba aproximadamente al 50% de la población. Sería redundante referirme a la crisis política, social y a la violencia terrorista que quienes vivimos en esos años nunca podremos olvidar.



No está claro cómo un grupo de aventureros logró convencer al por entonces joven presidente Alan García, de adoptar un “modelo” que los físicos dirían estaba constituido de “antimateria”, es decir un modelo que se ha conocido en el tiempo como “heterodoxo” pero que en realidad era sólo un compendio de “recetas” de política económica absolutamente absurdas, todas basadas en supuestos acerca del comportamiento de los agentes económicos no sólo contrarios a la teoría convencional, sino también a la lógica más elemental y a cualquier evidencia empírica disponible.

En los dos primeros años, el supuesto “modelo” incluso aparentó funcionar pero debido a otros factores basados en la naturaleza humana más que por sus propias virtudes, algo de lo que he escrito antes en “El Poder de la Palabra” y en “El poder de la información”.

Básicamente la idea contenida en la “receta heterodoxa” era la de inyectar enormes cantidades de dinero en la economía con la intención de estimular el consumo, elevar la demanda agregada y con ello estimular la producción y la oferta agregada, en principio suena familiar y se asemeja a lo que EEUU y la Eurozona han hecho desde el 2009 hasta hoy, sin embargo, como casi siempre “El demonio está en los detalles”.

La inflación, tal como la definió Milton Friedman (uno de los economistas más brillantes del Siglo XX), “…es en el largo plazo un fenómeno esencialmente monetario”. Es decir, no importa lo que hagamos, o las razones que nos impulsen, si hacemos que la tasa de crecimiento del dinero sea durante un tiempo prolongado mucho mayor que la tasa de crecimiento del producto, inevitablemente tendremos inflación.

Para verlo de forma más simple imaginemos que un país cualquiera es un pequeño pueblo aislado que emite su propia moneda y en el que sólo se produce un bien, por ejemplo automóviles, si en el año uno empezamos con la producción de un solo automóvil y tenemos una sola moneda, pues el precio del único bien será como podemos imaginar una moneda (1/1). Si al año siguiente la producción aumenta a dos automóviles, su banco central con el fin de preservar la estabilidad de precios deberá emitir dos monedas nuevas, si emite sólo una moneda, habrá dos automóviles pero una sola moneda con lo que el precio de los autos caerá a 50 centavos (1/2) provocando un efecto pernicioso en los productores de autos los que al ver que el precio de su bien cae (deflación) tenderán a reducir la producción  de los mismos provocando una recesión, por el contrario, si el banco central emite 3 monedas, los autos aumentarán de precio de una moneda a 1.5 monedas (3/2) o sea tendremos inflación.

EEUU y la Eurozona han podido hasta ahora evitar procesos inflacionarios considerables debido a que sus inyecciones de dinero han sido destinadas en gran medida a la compra a los bancos de activos financieros cuyo valor de mercado es prácticamente cero, los bancos han recibido el dinero pero han tenido muchos problemas para poder colocarlo en forma de préstamos en sus mercados locales, es decir sus agentes privados no han tomado créditos como antes (a pesar de las bajísimas tasas de interés) porque desconfían de la situación y han retraído su inversión lo cual es razonable en mercados tan deprimidos, en su lugar los bancos han preferido llevar estos Euros y Dólares a economías emergentes, con esto el dinero en sus mercados no ha sido tan abundante como para provocar inflación.

Por el contrario, nosotros nunca hemos tenido la posibilidad de exportar nuestra moneda a otros países y este es un lujo que sólo los países con divisas fuertes pueden darse. Entonces, volviendo a finales de los años ochenta era muy difícil creer que emitir esas cantidades impresionantes de dinero en un contexto de incertidumbre podrían generar solo efectos positivos.

El gobierno Aprista inyectó ese dinero básicamente de dos formas, la primera vía créditos de operación a las empresas públicas para poder mantener los precios de sus servicios por debajo de sus costos de operación (subsidios), y la segunda vía créditos de la banca pública hacia los agentes económicos con la intención de aumentar la inversión privada.

Entonces, aquí viene el tema de los incentivos y resulta que si el Banco Agrario prestaba dinero prácticamente sin intereses (la tasa era mucho más baja que la inflación) pero los prestatarios decidían que era mejor dedicar ese dinero al consumo o que como en el caso del trapecio andino, era más rentable y menos peligroso (esto resulta increíble pero cierto) dedicarlo a comprar y comercializar contrabando pues el resultado inmediato era que el consumo agregado podía aumentar pero no la inversión, y bueno si no aumentaba la inversión no había tampoco posibilidades de aumentar la oferta.



Veamos la gráfica, en esta se simplifica la idea, es decir si el consumo aumenta, la demanda agregada (DA) aumenta pero si la inversión no crece, la oferta agregada(OA) no subirá y una oferta que no crece mientras la demanda sube pues produce inflación (aumentos en los precios P), claro las cantidades transadas (Q) en la economía aumentan pero conforme la capacidad instalada se acerca al límite o los empresarios deciden no ofertar (por la incertidumbre), la curva de oferta incluso se torna completamente vertical con lo que aumentos de la demanda sólo producen inflación pero no aumentos en las cantidades transadas.

Para que esa “política económica” hubiera funcionado se habría necesitado la conjunción de otros factores favorables, entre ellos fundamentalmente la confianza que es al final el motor de la inversión, y lamentablemente con todos los problemas del Perú de los ochenta, la confianza era el bien más escaso, casi tanto como los fundamentos económicos del “Perú Heterodoxo”. 

domingo, 6 de julio de 2014

Fútbol

Sir Francis Galton, primo de Charles Darwin y probablemente el ser humano más inteligente que haya existido, descubrió en el Siglo XIX que los hijos de padres altos podían ser más altos pero que sus nietos tendían inevitablemente a ser más bajos que sus padres “regresando” al promedio. Más tarde Yule y Pearson ampliaron el estudio a nivel global y corroboraron este hecho, y no estoy hablando de anécdotas sino de datos estadísticos en múltiples observaciones sea de fenómenos biológicos o físicos de alcance poblacional, es decir hechos comprobables a nivel mundial.

En este sentido, el ser humano ha ampliado sus capacidades físicas y hasta mentales bastante menos de lo que podríamos suponer. Es cierto que nos emocionamos al ver ciertas actuaciones de deportistas y que por eso podemos llegar a creer que las performances que logran no tienen comparación con las que se podían lograr tiempo atrás, sobre todo cuando hablamos de tiempos  relativamente lejanos para nosotros, en resumen nos creemos más fuertes, rápidos e inteligentes que las personas que vivieron antes sin ningún sustento ni evidencia para esto, precisamente Galton tenía un IQ estandarizado de 200, es decir uno mayor al de Einstein, Hawking o alguno de nuestros genios más recientes.

Si hablamos del atletismo podemos calcular por ejemplo las mejoras porcentuales en la disciplina de los 100 metros planos, probablemente la más apasionante de las pruebas atléticas. Si comparamos el año 1988 con 1912 veremos que el record olímpico fue mejorado en 8,1%, es decir Carl Lewis rebajó en 8,1% el tiempo establecido por Ralph Craig, que al contrario de Carl Lewis, corría en pista de tierra con zapatos de cuero, suela de madera y clavos. La mejora de Carl Lewis con respecto a Jim Hines, campeón olímpico de 1968, es aún bastante más modesta, sólo de 0,3%.

Si comparamos a Usaìn Bolt en 2012 (un verdadero fenómeno y seguramente insuperable por bastantes años) con Carl Lewis de 1988 veremos que ha mejorado su record sólo por 2,9% y respecto a Jim Hines en 1968 en 3,2% pero Bolt es excepcional porque cuando vemos la evolución de los records de olimpiada a olimpiada hay incluso períodos en los que los tiempos empeoran.

Por eso cuando alguien me dice “los jugadores de antes no corrían como ahora” frunzo el ceño tratando de interpretar a qué se refiere con “antes”, bueno Usaín Bolt ha mejorado la marca de Ralph Craig pero no estoy muy seguro de que si “clonáramos” a Craig hoy en día y lo hiciéramos entrenar y competir con lo mismo que Bolt tiene a disposición (medicinas, vitaminas y todo lo demás), Bolt le ganaría tan fácilmente o a Jesse Owens o incluso a Jim Hines. La ciencia postula que la rapidez humana no puede sobrepasar los 45 km./hora que equivale a 9 segundos en esta prueba, simplemente porque los músculos y ligamentos tienen una resistencia y flexibilidad que no son infinitos, y los 45 Km./hora son un límite imposible de superar, salvo que hagamos modificaciones orgánicas o no a nuestros cuerpos, mejor nos desengañamos de esto, lamentablemente nos acercamos al límite.
Si la regresión a la media no existiera pues ahora mediríamos cuatro metros o más, podríamos hacer los 100 metros en 6 segundos y ya hubiéramos postulado y comprobado una teoría unificadora de la relatividad general y la mecánica cuántica debido a nuestra condición de super-humanos.

Las capacidades físicas y técnicas de por ejemplo nuestros futbolistas varían muy poco entre generación y generación, Giacinto Fachetti defensor italiano del Mundial de México 1970 hacía 11 segundos en 100 metros como Jairzinho y Pelé y podía parar un camión con la mirada de lo fuerte que era, la pregunta es ¿cuántos de los futbolistas de hoy superan su tiempo o son más fuertes que él?, ¿eran los futbolistas de 1988 mucho más veloces, técnicos y fuertes que los de 1970?, ¿los del 2006 mucho más que los de 1988? (para tomar períodos de tiempo parecidos)

El Perú es incluso una víctima más de esto, el talento no tiene era, ¿O acaso las voleibolistas de hoy que tienen mucha mejor preparación, vitaminas, medicinas y demás ventajas que las de 1988 nos han dado otra medalla de plata olímpica?. ¿Acaso tenemos algún volante más fuerte y técnico que José Velásquez o alguno más habilidoso que Cueto o Malasquez?
Después de haber superado con hechos concretos algunas falacias empiezo a pensar que no existe hoy un compositor más brillante que Mozart sólo porque Mozart vivió hace 200 años.
 Las generaciones de Pelé y Maradona fueron muy similares en cuanto a la capacidad física, aún cuando se haya marginalmente corrido más ¿se jugaba necesariamente mejor? ¿Hoy se juega mejor que hace 24 años?

La pregunta es ¿Qué harían Di Stefano, Cruyff y Pelé hoy en día con las pelotas que pesan menos de la mitad de lo que las antiguas, con el entrenamiento, las vitaminas y las atenciones médicas de ahora?

Para terminar la comparación les cuento que Benjamín Franklin inventó en el siglo XVIII un método para escoger la mejor alternativa entre varias posibles, con el tiempo el método  se mejoró y se denominó “Decisión Multi Variable”, el método sirve por ejemplo  para tomar una decisión como comprarse un automóvil, de hecho uno decide no sólo en función de una variable como el precio, sino de otras más como el rendimiento (km/galón), el espacio interior, el diseño, etc.

Los invito pues a definir 5 variables que sirvan para escoger al mejor futbolista de todos los tiempos y entiendo “mejor”, como en el caso del auto, a decidir por el que reúna las mejores condiciones considerando las variables relevantes para tal fin.



He pensado en:  1. Rapidez, 2. Técnica, 3. Gambeta o dribbling, 4. Juego aéreo, 5. Efectividad (gol y asistencias), esto es abierto y pueden pensar en otras que sean más o menos objetivas.

Entonces si comparo a Pelé y Maradona solamente en una, la número tres, claro si consideramos una sola pierna, Maradona podría ser mejor que Pelé.

Como no hay evidencia de que Pelé, Beckembauer, Fachetti, Müller, Jarizinho, Charlton, Cubillas y otros excelentes jugadores de 1970 no fueran tan rápidos o fuertes como Maradona, Burruchaga, Gascoigne, Voeller, Butragueño, concluyo que me queda  comparar las técnicas individuales y no las supuestas mejores características de rapidez y fuerza que no existen.

Maradona fue un excelente jugador pero la próxima vez que me digan que fue “mejor que Pelé” deberían decirme más bien: “No me importa lo que diga la ciencia o las estadísticas o los títulos o los records o las mejores características físicas y técnicas de Pelé, simplemente a mí me gustaba más y no admito opinión en contra, sea esta versada o no”. Y no hay problema porque como dice el dicho: "Sobre gustos y colores no han escrito los autores"


Con esto, el argumento falaz de muchos hinchas de decir que el que escoge a Pelé lo hace por envidia a la Argentina queda en penosa evidencia. Yo como todos tengo preferencias pero trato de no decir tan suelto de huesos “es el mejor”, prefiero decir “me gusta más” mientras no tenga pruebas para decir que es efectivamente el mejor. No porque prefiera un vino español a un francés odio a los franceses.