Imaginemos un país en el que la tasa de interés de referencia del Banco Central BC es de 4.5%, así supongamos también que los bancos privados de ese país tienen una tasa promedio de aproximadamente 5%, ambas tasas son similares porque el BC realiza operaciones de mercado, es decir compra y venta de valores con los bancos privados de tal manera que estas operaciones conduzcan a las tasas privadas a la tasa deseada que es precisamente la de referencia.
Si la tasa activa
promedio de los bancos es 5%, todos los proyectos con una Tasa Interna de
Retorno (TIR o tasa de rendimiento) por debajo de 5% no serían rentables y por
lo tanto no se llevarían a cabo, es decir su inversión no llegaría a
concretarse.
Supongamos que un
grupo grande de esos proyectos tienen una TIR de 4% por lo tanto, si la tasa de
interés promedio de los bancos bajara a digamos 3%, estos proyectos se
convertirían automáticamente en rentables con lo que la inversión aumentaría,
en efecto la tasa de interés posee un efecto poderoso sobre el nivel de
inversión de la economía aunque claro no es el único capaz de afectarlo.
Ahora nos damos
cuenta de que la tasa de referencia del BC constituye una poderosa herramienta
de política económica y de hecho es la más utilizada en el mundo. En efecto,
cuando la tasa de crecimiento del PBI empieza a caer por debajo de su
potencial, el Banco Central suele reducir su tasa de interés de referencia para
tratar de estimular la inversión y con esto impulsar la tasa de crecimiento del
PBI para acercarla otra vez a su nivel potencial, y cuando el PBI empieza a
crecer más allá de su potencial y esto puede traer presiones inflacionarias
(por exceso de demanda) pues aumenta la tasa de referencia para tratar de
“enfriar” un poco la economía.
Robert E. Lucas, uno
de los Economistas más influyentes y ganador del Nobel de Economía en solitario
(lo cual ha ocurrido pocas veces), tiene aportes fundamentales a la Ciencia
Económica, uno de ellos es el de sistematizar el uso del concepto de “expectativas
racionales”, este marco de análisis asume que las personas en su proceso de
toma de decisiones son capaces de analizar toda la información disponible, sea
presente o pasada y que por tanto cualquier acción del gobierno que no sea
absolutamente sorpresiva, está condenada al fracaso, ya que las personas, en
pleno dominio de la información y con un esquema mental muy claro, la anticipan
por completo.
Un ejemplo sencillo de
la aplicación del concepto se puede ver precisamente con la tasa de interés que
como hemos visto líneas arriba, es el principal instrumento de política
monetaria en casi todo el mundo. Según las expectativas racionales de Lucas,
las personas pueden verse sorprendidas por la alteración en la tasa de
referencia del BC la primera vez pero si la política se hace sistemática, las
personas la anticiparán.
Por ejemplo, si la
tasa de crecimiento del PBI está por debajo de su potencial, y esto es
información pública ya que sabemos que en el caso de Perú es de aproximadamente
6%, sabemos también que el BC tratará de estimular la economía reduciendo la
tasa de referencia y con esto inducir a una baja en la tasa de los bancos
privados, de este modo los ahorristas (personas y empresas) sabiendo que esto
significa pagarles menos por su dinero preferirán anticiparse y retirarlo e
invertirlo en cualquier otra cosa pero resulta que como la tasa de interés es
el precio del dinero y que por lo tanto cuando abunda cuesta poco (la tasa de
interés es baja) y cuando escasea cuesta más (la tasa de interés es mayor) ante
una menor liquidez en los bancos la tasa tenderá a subir contrarrestando la
política del BC que la quería bajar.
La pregunta es
entonces ¿Es efectiva o no la tasa de referencia como instrumento de política
monetaria?, y la respuesta es que sí aunque dependiendo de varios otros
factores, el primero es que no es cierto que todos los agentes tomemos
decisiones basados en toda la información disponible, de hecho está comprobado
vía múltiples experimentos que ni los Chief Executive Officer (CEO) de las más
grandes empresas toman sus decisiones de acuerdo a un marco de análisis
totalmente exento de prejuicios, emociones o sentimientos; segundo que existe
mucha información de la que no disponemos; tercero que no sólo importa la tasa
de interés en una decisión de inversión ya que las expectativas futuras y otros
factores también la explican; y cuarto y final, que la credibilidad del BC es
fundamental en definir la influencia de la tasa de referencia en las tasas
privadas, es decir que si por ejemplo el BC dice que no hay problema y que no
tocará la tasa de referencia pero se tiene un crecimiento mucho menor al
esperado, su palabra no es necesariamente de fiar.
A pesar de no ser un esquema de análisis
perfecto, las expectativas racionales ayudaron a explicar (al menos
parcialmente) porque las políticas económicas sumamente intervencionistas
fracasaban muchas veces, si no recordemos los EEUU en los años 70 durante un
largo período de alto desempleo y alta inflación (estanflación), o el Perú de
la segunda mitad de los 80 en que la credibilidad del BC era prácticamente nula
y por tanto los varios intentos de ajuste como el de 1988 no tuvieron el efecto
deseado de contener la hiperinflación. En resumen, las “expectativas
racionales” nos muestran el “poder de la información”. En el próximo post
exploraré teorías más recientes que explican de manera muy interesante las
decisiones de inversión y los ciclos económicos.
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